Cansado de escuchar siempre lo mismo, la misma gente que no comunica, solo se mira el ombligo y les cuenta a los demás (a veces con risas de fondo) todo lo que ridiculiza para pretender ser “distinto”.
Gobernantes que prometen con lagrimas en los ojos (remember, D. Cavallo…) lo que “debería ser” y la gente confunde con “así será”.
Los poderes que dependen de profesionales que dicen estar preparados para la función y después, como dice Fito “se hacen pis encima como chicos…” cuando la mínima presión los coloca en foco, por las cagadas que se mandan solo atinan a un discurso vergonzoso de justificaciones incomprensibles. A esas alturas poco le importa al damnificado, pues ya le arruinaron la vida.
Estoy cansado de escuchar a los que encienden el ventilador por el afán de explicar lo inexplicable y dejan a su paso un tendal de versiones confusas e increíbles.
No me banco más el discurso sensiblero de los que se fagocitan al ciudadano y después no pasan con el auto por el bajo Flores o Lugano.
Diego Capusotto en su personaje de “Micky vainilla” muestra el perfil de muchos (mas de lo que uno piensa…) que aprovechan las debilidades de los vulnerables en su propio beneficio.
No quiero más dirigentes que le niegan 2 pesos a un docente y después hacen viajes relámpago a Miami para descansar de su “stress”.
Tampoco creo en los trabajadores que se transforman en delegados o lideres de un día para otro y allí comienzan su verdadero accionar de patoterismo y violencia indiscriminada.
Gracias a dios conocí un único Asistente Social que cumplía en exceso su labor y como “bonus” agrandaba su familia cumpliendo el rol de padre sustituto, pero ya no puede hacerlo porque se murió (mi recuerdo para vos, Diego…)
Esperanza genuina, solidaridad, conciencia cívica y social, Educación libre y gratuita, transparencia, humildad y dedicación, no quiero que sean solo adjetivos, cuando mucha gente tiene “ganas” de ponerlos en práctica solo porque es lo que cotidianamente hacen en sus vidas.
No resulta difícil ubicarlos y servirían para la revolución que nos hace falta.
Conciencia para los que hacemos que el voto sea el que decida quien se debe ir y quien lo remplazara.
Si tenemos miedo de hacerlo por nosotros, ofrezcámoslo como herencia para nuestros hijos.
