viernes, 6 de noviembre de 2015

A mi amigo y hermano querido...



De vez en cuando la vida…
A veces se nos adormece esa posibilidad de asombro que todos tenemos, ya sea porque entramos en una etapa de la vida que parece una meseta o porque nos invade un golpe de suerte (que llamamos estabilidad) y no tenemos que luchar contra demasiados problemas.
Mentira.
Las cosas están ahí nomás, a tiro como los carteles de la ruta que nos dicen cuanto falta o nos muestran un lugar que no conocíamos.
En muchas oportunidades el paraje a conocer nos parece un paraíso y otras deseamos irnos cuanto antes, porque sufrimos estar en ese lugar.
La vida es igual, no deja de sorprendernos nunca, nos tiene reservadas situaciones (buenas o malas), solo el tiempo va a decirnos “como son”.
Ayer se nos fue una parte de nuestra memoria y quizas nos pegue de la manera que lo hizo, porque es la primera que nos sucede al grupo.
Entonces uno piensa en todo lo que hubo que poner para mantener la homogeneidad y contentar a unos y otros, todo el esfuerzo que demanda mantener la atención de los integrantes y generarles expectativas de ánimo y curiosidad para que la maravillosa rueda del deseo de vernos siga rodando como lo viene haciendo.
Muchos somos los que no nos cansamos de agradecer que estos encuentros sigan.
Ayer volviendo a mi casa en colectivo, después de despedir a Julito, no pude evitar que las lágrimas se me cayeran solas, sin necesidad de generar esfuerzo alguno por contenerlas, deje que sucediera porque no queria sumarle angustia a su familia.
Todo lo que tengo para decir sobre Julio, no es mas que lo que dijeron Uds. o menos que la presencia de la gente que ayer hizo explotar la casa de Servicios Fúnebres.
Y si pasó esto que estoy describiendo es que este “buen hombre” supo descubrir el secreto de muchas cosas que otros tardan en descifrar. Esa sabiduría rescato mas allá de su característica de “buena madera”, excelente padre y probo compañero de su mujer.
Mi admiración y mi tristeza por su falta.
Mi orgullo de haber transitado camino con el.
Mi acompañamiento a sus familiares.
Amén.

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